por Víctor Muñoz, y el segundo por Rodrigo Hidalgo. Se complementan y hablan de las 2 etapas de nuestro Centro Cultural en estos 10 años.
Al final, un tercer texto, escrito por Jacinto Bustos, realiza un notable BALANCE.
El recuerdo funciona como el diaporama, esa tecnología ya perdida que no me molestaré en explicar (el que no sepa en que consistía, que vaya al diccionario o le pregunte a los mayores). El caso es que el recuerdo opera con imágenes que hablan por los contextos, algunas reflejando escenas de las vivencias, y otras, escenas de lo imaginado, síntesis simbólicas de los sentidos y
Si lo pienso un poco, creo que queríamos volver a sentirnos parte, actores de la historia común, y por ello es que hoy, cuando Andrés Chadwick apunta a los estudiantes y les reclama “ustedes hacen política” y estos contestan desafiantes “si , la hacemos”, me parece que los 10 años de este centro cultural cobran más sentido que nunca. Este ha sido un refugio para una reconstrucción que fue múltiple. El nosotros ha desbordado los habituales de García Reyes 243 pues el proyecto último iba y va más allá de lo que hemos hecho en esta casa. Fundamos el Centro Cultural
Comparto antes de partir, una reflexión contingente que acaso se relacione con mis palabras de más adelante. Hoy: día de los derechos humanos, se ¿celebra? el día que murió Pinochet. Hace 5 años el muy mierda se murió y celebramos en la Alameda. Ya no sé si celebrar. Se murió sin
Pero estamos en otra cosa. Estamos celebrando los 10 años de este Centro Cultural.
No resulta fácil hablar de esta casa, de este centro cultural. No al menos en la posición en la que me encuentro. Quiero decir: actualmente soy parte del pequeño equipo que administra, coordina y dirige los destinos tanto del inmueble como de la organización. Pensaba no caer en las referencias o puntos de vista demasiado personales pero ya ven, me es sencillamente imposible.
Mi relación con el Manuel Rojas ha sido desde un momento específico y puntual, bien bipolar: desde finales del año 2004, para ser concretos, cuando dejó de existir la revista La Calabaza del Diablo. Víctor Muñoz hablaba recién de esa situación en la que estábamos los jóvenes de la década del 90. Hormigas buscando re-armar un camino. Eso había sido la revista para mí. Y el inexorable paso del tiempo con sus logros en la medida de lo posible, desgastó todo lo que había que desgastar. El año 2001 esa revista salía a kioskos y se lanzaba acá mismo, en el naciente centro cultural. Estábamos en sintonía. Jacinto colaboraba para la revista. Yo corregía mal sus textos haciéndolos decir cosas que no, que nada que ver. Trabajábamos juntos. El año 2004 se acabó la revista y yo me sentí realmente huérfano. Para entonces ya había conocido en esta
Pasaron aún algunos años de intensa actividad nocturna, sin embargo para el 2008 Jacinto, que dirigía y manejaba con personal autoridad el Manuel Rojas, estaba ya demasiado cansado. Del núcleo original, varios de los fundadores habían partido cada cual a construir su propio camino (al mismo tiempo la red se había ampliado, había mucha gente nueva, viviendo y aportando a la construcción de este espacio, pero no era lo mismo). Hablo de una suerte de evolución o mutación del Manuel Rojas, de cómo hemos envejecido en estos 10 años. Aún hoy muchos vecinos y otros que conocieron este lugar en el primer lustro de la década pasada, lo consideran un nido de anarquistas. Esa era la imagen que más o menos se tenía del Manuel Rojas. Hoy los
Entonces reconozco que disfruté el cumplimiento de mis vaticinios. Desde mi dolido escepticismo, desde la herida diría Manuel Rojas, daba por cerrado el capítulo. Hablaba de los ciclos que se cumplen. Hacía paralelismo con La Calabaza. Dudaba a cada rato de si valía la pena: a cada nueva actividad que en el centro cultural se organizaba, yo me oponía. No va a resultar, decía. Me gané el mote de chaquetero. Y curiosamente, luego de ser el chaquetero que pregonaba el cierre de esta casa, terminé siendo de la directiva que la mantiene activa. No niego que en ello tiene una injerencia clave, determinante, mi amada compañera Mary. Por eso digo que mi relación es
Dije que envejecimos y que sí, se cumplió finalmente un ciclo. Del 2007-2008 para acá, esta casa, esta organización, se convirtió en otra cosa. Más modesta quizás en sus planes y metas. Obligada a resistir en las más precarias condiciones tras el terremoto maldito. Hubo una crisis terminal, una reunión, un asado, una última cena en que estuvimos todos, los fundadores y los que nos íbamos convirtiendo en “los nuevos”. Las reuniones ya no eran en bares, eran ahora con los hijos correteando por el patio. ¿Bajábamos las cortinas, o no? Salió el chiste necesario. La razón por la cual mantener este espacio, demandando esfuerzo, tiempo y dinero. ¿Era acaso que no teníamos cómo dejar sin hogar a Tontón? Se convirtió en el perro con la casa más grande y cara de Chile,
Insisto. No sé cómo. A veces incluso no sé mucho para qué. Pienso que es un capricho. Que parecemos orangutanes rascando con un palo una piedra, intentando dejar una huella.
Pero seguimos en pie. Y todo indica que vamos a seguir estándolo.

El Centro Cultural Manuel Rojas ha acopiado un universo de acontecimiento en sus diez años de historia.
3650 días con las puertas, las ventanas y la mente abierta. Open mind, open mind, dice un amigo.
Se han cancelado unos 40 millones de pesos en arriendo por la casa, y más de nueve millones en gas, agua y electricidad.
600 noches de juerga: cumpleaños, aniversarios y carretes varios, y en estos mismos, 280 veces alguien ha dado jugo, y sobre todo, alguien que no quiero nombrar. Se han bebido 44 mil litros de cerveza, 30 mil botellas de vino, 1000 de wisky y otros miles de vodka, ron y pisco. Se han fumado 70 mil paquetes de cigarrillos, de todas las marcas, con o sin la imagen de don Miguel. 753 hombres y 313 mujeres han vomitado en el baño, patio o en las piezas de la casa. Se han quebrado 1357 vasos, roto 89 vidrios, y destruido 48 sillas. 12543 personas han despertado con una horrible caña producto de esas noches de juerga. Se han conocido 257 parejas, 45 con resultados de noviazgo. En las siete habitaciones, tres baños, 2 salas de eventos, escaleras, patio y cocina, se han pegado más de 40 mil polvos, utilizándose 20101 preservativos y 43 viagras, 897 coitos interruptus, 40 mil erecciones y eyaculaciones, pero sólo 4 mil orgasmos femeninos. Se han concebido al menos 4 niños, y en semana santa, Susana, con la ayuda de una machi, ha parido. De los abortos aún no se tiene registro.
Han tocado 87 bandas, cantado 65 solistas. 57 obras de teatro se han presentado. Han leído unos 343 escritores y poetas; 340 mediocres y al menos tres emergentes. Se han leído aproximadamente unos 1530 poemas y narrado unos 260 cuentos
Se han realizado 8 semestres de Academia Manuel Rojas con más de 50 cursos, destacando los de historia, literatura, filosofía, arte y política. 32 profesores han realizado clases, más de 300 alumnos han asistido a ella. Se han confabulado 320 reuniones políticas, con 3220 asistentes. En éstas han participado 2800 revolucionarios de izquierda, entre los que se cuentan: frentistas, miristas, jotosos, ecologistas, secundarios, feministas, anarquistas y, por sobre todo, los ciudadanos defensores del glorioso Barrio Yungay; alrededor de 300 han sido ultra revolucionarios y antinazistas, que por lo general nos rayan las paredes y los baños, con la frasesita, “todo espacio es público”.
1370 veces hemos hecho el aseo completo de la casa, en 542 ocasiones sólo barrido. 936 mañanas o tardes hemos pasado virutilla, 624 limpiado sólo el baño y 247 los vidrios. En 23847 momentos se ha encendido la radio; 18200 veces para escuchar rock en ingles o en castellano; 5647 para deleitarse con boleros, merengue, salsas, cumbias, y en especial, tangos.
En estos 10 años, más de 50 personas han vivido en la casa, con alrededor de dos centenas de allegados. En más de 200 ocasiones los integrantes del centro cultural en reuniones se han concertado. En 180 oportunidades estos conclaves han terminado en ideas y actividades fructíferas, las 20 restantes se han producido airadas peleas que han puesto en riesgo la existencia de esta casa. 12750 veces se ha discutido de política, de las cuales, la mitad de éstas ha triunfado el sector moderado y en la otra mitad los que se creen más de izquierda.
544 veces han venido a reclamar los vecinos; 540 veces por ruidos molestos debido a, 400 noches por tener la radio a todo volumen, 140 por los cantos amenizados por el guitarreo de Hidalgo, y las otras 4, por que los habitantes de esta casa, siguiendo el ímpetu de ésta, han tenido sexo de manera muy apasionada.
45 veces no hemos logrado juntar todo el dinero para pagar el arriendo, y en 45 ocasiones ha habido un integrante de la organización que se ha puesto con la plata que falta. En 15 oportunidades nos han cortado el agua y en doce la luz. Hemos pasado 4 inviernos sin gas para la ducha. Hemos comido 2076 almuerzos arroz y tallarines. 200 veces hemos sentido deseos de mandarlo todo a la mierda (y en este punto me incluyo), pero 400 hemos sentido la motivación de seguir adelante.
Nos han dicho de todo en estos años, por ejemplo: que la casa nos la da la Municipalidad de Santiago; que la tenemos en comodato por 50 años; que hacemos las cosas porque recibimos un sueldo de una ONG importante, pero inexistente, del extranjero. Nos han catalogado de grupo pequeño burgués porque cuando prestamos la casa cobramos un mísero arriendo. Nos han tildado de anarquistas, jotosos, frentistas, miristas, trotzkos, socialistas, sindicalistas, contrarevolucionarios, concertacionistas, y los militantes más esquizofrénicos hasta de sapos. No obstante, nunca nadie nos ha dicho nada a la cara y tampoco, como a la vieja usanza izquierdista, nos ha golpeado.
Nuestra sede ha servido para que se reúnan los grupos más extraños y diversos, todos con pretensiones de ser los dueños de la verdad, de la verdad verdadera, dogmáticos o ilusos hasta la inocencia, pero la mayoría de éstos, honestos, nobles, radicales y, por sobre todo, consecuentes, como la tradición popular, como el movimiento social, como Manuel Rojas.
En estos diez años se han concretado decenas de objetivos que nos planteamos un grupo de amigos, alumnos de las Facultades de Filosofía y Humanidades, Sociales y Artes de la Universidad de Chile. En esta casa se han realizado cientos de proyectos sociales, culturales y marginalmente se ha contribuido a construir parte de la Historia de esta maravillosa ciudad.
Tenemos la certeza, como alguna vez lo dijo Salvador Allende, que “el sacrificio no ha sido en vano”, aunque más que sacrificio en estos diez años ha habido juerga; “tenemos fe en Chile y su futuro”, pero no en el Chile del Escudo Nacional, el Congreso y la Bandera, porque sabemos que los que adoran esos fetiches son los mismos que le hacen homenajes a Krasnoff; tenemos fe en el Chile que se construye en la solidaridad y la autogestión desde el Barrio; apropiándose del espacio público, construyendo la cultura que trasciende y que tiene por lógica el libre pensamiento y la autogestión.
En esta casa, en estos diez años, han sucedido miles de cosas. 3650 noches en donde se han divisado 130 lunas llenas como la de hoy.
En esta casa miles de personas se han saludado, se han amado o han discutido.
Sin embargo, en esta casa, en estos diez años, ha habitado un solo perro, y para él, mi saludo más especial.
Salud y Anarquía, Tontón